El agua que sale del panel de filtración entra en la unidad de refrigeración a través de dos tubos diferentes: uno para el agua natural y otro para el agua que se añadirá con CO2.
A través de largas bobinas de acero inoxidable, el agua se enfría a una temperatura de 4°C, la temperatura óptima para que el agua mantenga su pureza microbiológica y se una fácilmente a las moléculas de CO2 que la hacen chispeante. Entonces una parte del agua natural enfriada entra en el panel dispensador y la parte restante, a través de un sistema de gas, se hace chispeante y está lista para ser dispensada también.